vladimir ilich ulianov (lenin)

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uno

vos sabés, quiero leer de nuevo esa biografía de lenin que escribió su mujer con una devoción ascética que, te juro, conmueve. mirá, la primera vez que lenin se me presentó fuera de la figurita o del manual fue en el cebecé. teníamos un profesor joven con una linda bufanda con capucha y bolsillos. una vez con florencia y otras pibas lo fuimos a espiar a la biblioteca porque sospechábamos que tenía un affaire con una estudiante que combinaba todos los colores de su ropa. estábamos en puán como se está en un parque de diversiones. el pibe daba muy buenas clases. le ponía sentimiento, digamos. y vos, después de escucharlo, agarrabas el módulo –que en ese entonces era para nosotrxs una enormidad y ahora es un microrrelato– y leías aristóteles, maquievelo, lutero, hobbes, locke, rousseau, tocqueville, stuart mill, weber, marx, lenin, bakunin y otros como si tu mamá/papá te los hubiese leído de chicx al lado de la cuna. además, los textos eran originales, imaginate esto frente a una industria del libro de cebecé en la cual los profesores regurgitan los textos para sus alumnos como hacen algunos bicharracos cuando alimentan a su cría. bueno, este jovenprofesor nos explicó lenin. lo admiraba. nos contó que cuando fue a londres, y pasó por el museo de madame tussaud, lo primero que hizo fue sacarse una foto con la estatua de cera de vladimir ilich. habíamos leído parte de el estado y la revolución. el pibe nos habló de lenin como teórico, pero fundamentalmente como político. resulta que en realidad el libro había quedado inconcluso por la revolución de milnuevediecisiete y lenin explica que inexorablemente va a tener que aplazar la tarea de terminarlo. ok, pero sabés por qué dice que no lo va a terminar? prestá atención. ahí el jovenprofesor cita esa frase que –seguramente él ya lo sabía– no te vas a poder olvidar: “es más agradable y provechoso vivir la experiencia de la revolución que escribir acerca de ella”. faaaaaaaaa. ese es lenin. deja la tinta y va a hacer la revolución. ahí entendés todo. eso es política, pero política posta.

dos

y después, bueno, recién entrás a marcelo t y en mi caso los recuerdos del primer cuatrimestre son horas ininterrumpidas de lectura, meses sin dormir normalmente, cinco parciales + monografía en una semana y media, esas cosas. empecé con cuatro materias. infortunios del no saber. y en historia, te hacen leer un texto de christopher hill que es una bellísima apología de lenin. una clara tragedia detallada con tal precisión que te hace sentir ahí, en alguno de los cuatro primeros congresos de la internacional comunista/komitern sabiendo que hay algo que se está urdiendo contra el querido vladimir ilich pero con la impotencia de no poder hacer nada para evitarlo. al mismo tiempo, también te enterás de que su estado de salud va deteriorándose progresivamente: hemorragias cerebrales, parálisis, infartos, quedarse postrado y sin poder hablar. así que te tragás pasivamente esa historia que ya-sabés-cómo-termina y no podés evitar angustiarte, desear que todo hubiese sido diferente. pero al final: veintiuno de enero de milnueveventicuatro, colas interminables en medio del crudo invierno ruso para poder apenas ver ese cuerpo, el mausoleo de la plaza roja, leningrado, etc. y todo lo que viene después que, claro, es mucho peor. pero, qué escribe hill para cerrar? esto: “en tadjik y kazak, la leyenda de lenin era tan alta como los montes, como las nubes; en el folklore de dungan, más brillante que el sol. los oyruts dicen que tenía un rayo de sol en su mano derecha, un rayo de luna en la izquierda; la tierra temblaba bajo sus pies. en la fábula kirguis llevaba un anillo mágico con la ayuda del cual prevalecía siempre sobre el mal y liberaba a los pobres de la iniquidad y la injusticia. para los ostyaks del norte lenin era un gran cazador de focas que sembraba el pánico entre los ricos traficantes de pieles y cueros y daba su botín a los pobres...” entonces te das cuenta de que con tu lápiz, lapicera o resaltador podrías tranquilamente dibujar un corazón que en su interior diga, en una imprenta mayúscula bien clara: “lenin”, así como en la primaria decía “nico” o “facu”. no como gramsci el lastimero, que ves a lxs profesorxs pisharse de contarte la terrible historia de su vida, el pobre de tony encerrado-hambriento-solo-enfermo-quecitadememoria y lo liberan para morir en seguida (cinco/seis días). y siempre hay que compadecerse, así todos nos sentimos mejores personas. ay, cómo lo disfrutan! especialmente lxs que vivieron la década del setenta, y acá pensalo vos, mejor, que yo quiero frenarme un poco. o sino te lo explico cara a cara, cuando nos veamos. retomo: tenés a toda esta gente haciendo el papel de plañideras de tony (como por ejemplo, el finadito yei-ci portantiero en esa bazofia que es los usos de gramsci). ni más ni menos que la diferencia entre la tragedia y el martirologio. gramsci es el caso ana frank de las ciencias sociales. pero lenin es algo totalmente distinto.


tres

lo que pasa es que en algún momento empezás con kronstadt, el vaciamiento de los soviets y el partido hiperdesarrollado reificándose a la velocidad de la luz, ciertos atisbos de lo que sería más tarde el stajanovismo, el estadoestadoestado, dictadura del proletariado. dejás a vladimir ilich. así es. aunque no para siempre, porque un día lo volvés a encontrar y te gusta. el tipo al que le cercenaron el cerebro para ver si entendían cómo pudo ser tan grossso. que se bancó la guerra civil con intervención aliada. o que decía: “el que espera una revolución social ‘pura’ no vivirá lo suficiente para verla”. sí sí sí. recordás la cita de tu jovenprofesor y encontrás esas trescientas y pico de páginas de la devota nadezhda, que jamás habla de amor. sin embargo, recién empieza a escribir y larga frases como “vladimir ilich habló poco y se ocupó más en contemplar a los presentes; la gente que pasaba por marxista se sintió incómoda bajo su mirada escrutadora” y ahí ves algo, te la imaginás a ella que lo acaba de conocer siguiéndole la mirada, pensando la oportunidad para acercársele, empezando a admirarlo. la edición es de una austeridad estética muy adecuada, la tapa dice “lenin” en letras grandes y rojas sobre un fondo blanco ya un poco amarillento, y abajo en negro “su vida, su doctrina”. fue un regalo de chris, hace bastante tiempo. lo que es raro es que el libro se haya salvado de mis insufribles anotaciones y marcas en lápiz. quizás ya está todo en mi cabeza. o en mi corazón. nadezhda y vladimir escribían, estudiaban y hacían traducciones juntos. se casaron en siberia. recibían huéspedes todo el tiempo, y en una ocasión adoptaron un gatito. se mudaron muchísimas veces. el relato termina con la revolución, felizmente. el párrafo final es sintético e incontestable: “el 25 de octubre (7 de noviembre) de 1917 fue derrocado el gobierno provisional. el poder político pasó al comité militar revolucionario, órgano del soviet de petrogrado que se hallaba al frente del proletariado y de la guarnición de petrogrado. el mismo día el comité militar revolucionario transfirió el poder al segundo congreso -de toda rusia- del soviet de diputados de los trabajadores y los soldados. se formó un gobierno de obreros y campesinos, y se estableció un consejo de comisarios del pueblo cuyo presidente fue

lenin.”
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