20090619

expropiaremos

al piloto que está colgado en la pared le puse las mangas como si fueran los brazos de una persona que está buscando un fajo de billetes en un bolsillo interno. una imagen adinerada de mí misma, aplastada y sin precipitaciones. como sea, tengo la sensación de que en el pensamiento no me puedo ocupar de muchas más cosas; un mínimo gesto decorativo -no de diseño- es casi una excepción, es casi lo único.

no me puedo ocupar, pero me ocupa. qué? ahora digo que leíamos un poco bien un poco mal esos libros contra el trabajo. los días de semana me la paso en cincuenta recepciones del “capital internacionalizado”, retengo su arquitectura.

ascensores del alunizaje: pruebas de gravedad
carteles de estudios de abogadxs, serie con subtítulo: 3, 4 apellidos con una “&” anteúltima
jerarquías que se multiplican como bacterias de las malas
plasmas en inglés con
-----------------------------aportes a la ecología doméstica
-----------------------------diez ventajas del e-learning desde el box
-----------------------------congresos en la sombra de río

el acceso me dice de qué tipo de relación social se trata, y a mí se me dice, a través de unos cuerpos que son como yo:

dame tu dni - te saco una foto con la webcam - dejá la tarjeta en el molinete - que te firmen la hora de salida - no podés pasar - a quién buscás - deletreame tu apellido

todo, todo, todo esto me hace pensar en la expropiación tan seguido y de una forma tan natural como si se tratara de mirar la hora

son las tres = hay que expropiar.

lo que se hunde en mí así:

hay que sobrevivir = hay que expropiar

es una idea sin forma. una sensación/de alarma.
el espacio de elaboración es también lo que se me ocupa, me lo ocupa un intento torpe por poner orden a mi trabajo ante la información que no se deja, realmente no-se-deja, y entonces todo el tiempo que transcurre en mi cabeza se va en esa puja por operacionalizar lo que no me interesa.
a veces leíamos con el pensamiento en el trabajo manual, o estoy subestimando nuestra juventud. yo leía sin trabajar y leía para no trabajar. eso tendría su valor recién ahora. pero vamos a hacer el ejercicio de querernos, igual. vamos a hacer trinchera en el radio de la experiencia, a vivificar el camino de la necesidad a la expropiación en el tiempo que nos quede para hacerlo. vamos.

1 comentario:

Horacio Gris dijo...

Me gustó mucho. Principalmente el movimiento por el cual, sobre el final, el texto le abre paso a algo más esperanzador. O al menos a algo menos autómata. Hay que huir de la alienación.

saludos!